Un hombre tenía dos perros, uno para la caza y otro para que cuide su casa. Cuando salía de caza, el amo solía regalarle una buena presa al perro que cuidaba su casa. Un día, el perro cazador, descontento con la actitud de su amo, increpó al cuidador: - Tú, sin hacer nada disfrutas de mi trabajo. El cuidador contestó: - Querido compañero: no es a mí a quien debes reclamar eso, sino a nuestro amo. ¡Dile que me enseñe a trabajar como a ti porque él es quien me ha enseñado a vivir del trabajo ajeno!
Cuando quieres corregir a alguien, no te dirijas a la víctima sino al causante del problema. La moraleja de ésta fábula nos ayuda a entender que los perros no nacen agresivos, ni se vuelven agresivos de un día para el otro. Es el dueño quien consciente o inconscientemente propicia este comportamiento. La soledad, la falta de esparcimiento, o la falta de disciplina podrían ser posibles causas de una conducta agresiva.
Un caso reciente de agresividad canina, sucedió en la ciudad de El Alto, donde una niña de cuatro años fue atacada por dos perros rottweiler. La niña hasta la fecha se encuentra en estado de coma, internada en el Hospital del Niño. Este hecho es por causa de la irresponsabilidad de la dueña de los perros.
Todo propietario de un perro debe saber que el comportamiento de su mascota es de su entera responsabilidad. Con un cuidado adecuado puede poner en práctica la frase “el mejor amigo del hombre”, al igual que sucedió en la película “Siempre a tu lado”, Donde Hachi acompañaba a su amo a la estación de tren para despedirse de él antes de empezar su jornada laboral y luego, regresa cada tarde al mismo lugar para darle la bienvenida. Este lazo de afecto y fidelidad duró hasta el día de su muerte.
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